Este es relato de cómo llegué a dedo de Puerto Madryn a Esquel y en un sólo tramo durante mi viaje a la Patagonia del Otoño de 2013.

Estado de Situación

Me encontraba yo en la ciudad de Puerto Madryn, con la intención de visitar Esquel y con el siguiente dilema: sólo hay dos opciones para ir en ómnibus, una a las 21.30 y otra a las 22.45. El tema es que había consultado al respecto y me decían que el recorrido por la Ruta 25 es realmente hermoso, especialmente a partir de la mitad del recorrido entre Trelew y Esquel, donde empiezan a «aparecer» al costado del camino unas formaciones geológicas hermosas que son denominadas altares. Así es que casi a mitad de camino entre ambas ciudades, hay un pueblo llamado Los Altares, donde hay un ACA y se puede parar para recorrer los alrededores, hacer un poco de trekking o pasar la noche.

Ahora bien, con las opciones de ómnibus no iba a poder disfrutar del paisaje, ya que ambos hacían el recorrido de noche. Sólo quedaba una opción, la conocía muy bien y ya la había puesto en práctica en varias oportunidades (inclusive un par al día anterior): nuevamente iba a hacer dedo.

Así fue que me levanté tempranito a la mañana y luego de preparar todas las cosas, di un último paseo en bici por la ciudad para luego tomar la ruta. Comencé a caminar hasta las afueras de Madryn, donde sería un lugar más próspero para hacer dedo en dirección Trelew en principio, con intenciones de hacer una escala ahí para después continuar hacia Esquel, ya que pensar en llegar hasta esta ciudad de un sólo tramo a dedo (unos 665 kilómetros) era un poco ambicioso, aunque no lo descartaba.

En un sólo tramo de Puerto Madryn a Esquel

Lograr llegar de un saque, como muchas cosas en la vida, fue el fruto de cometer errores, aprender, corregir e intentar de nuevo: después de dos intentos fallidos, la tercera fue la vencida. Ahí te cuento un poco cómo fue.

1er Intento

Luego de caminar más de 20 cuadras desde el hostel donde me estaba quedando (con todo mi equipaje, por supuesto), me ubiqué en las afueras de la ciudad de Madryn, enfrente de un hipermercado, justo antes de una curva y luego de un semáforo. Ahí los autos tenían lugar para detenerse y tenían que bajar la velocidad  para avanzar, pero noté que no lo suficiente para verme bien, pensar si querían llevarme y después de eso detenerse por completo si eventualmente quisieran llevarme.

2do Intento

Tenía que buscar un lugar donde los autos circularan a menor velocidad para poder detenerse y en el segundo intento me paré unos 500 metros más adelante, luego de un semáforo y una loma de burro. El lugar parecía muy bueno, pero luego de que varios conductores me hicieran una seña, llegué a la conclusión de que en algo me estaba equivocando y sigo caminando para darme cuenta: había unos 250 metros más adelante un retorno y esa era la seña a la que los conductores hacían referencia. Además, en esa rotonda, también ingresaban a la ruta camiones que salían desde la zona industrial/portuaria de la ciudad, lo que me garantizaba un buen flujo de vehículos, de los cuales algunos podrían tener la intención de llevarme.

3er Intento

Luego de los dos intentos anteriores (que me llevaron entre ambos, con desplazamientos y todo menos de una hora), llegué a un lugar que parecía, por donde se lo vea, excelente: antes de llegar a donde estaba parado, los conductores tenían un semáforo, luego una loma de burro y unos conos a mitad de la ruta. Todo conductor que pasaba por dicho lugar iba, casi indefectiblemente dirección Trelew y, además, estaba enfrente de un Control Policial, lo cual, si los oficiales no me pedían que me retire (escuché historias de otros mochileros/dederos a los que les pasó) era algo positivo, ya que a los conductores podía inspirarles tranquilidad. Me quedó clara la buena predisposición de los uniformados después de que, al saludarlos con una sonrisa me sonrieran también levantando el pulgar. Esto era, sin duda, un buen augurio.

La tercera es la vencida

Así fue que a los 15 minutos que llevaba esperando, se detiene una señora en una Renault Duster y me pregunta a dónde voy, a lo que contesto que a Trelew y me invita a subir. Me preguntó si sabía cebar mate y le contesté orgullosamente que sí.

En muy poco tiempo, con Julie enganchamos muy buena onda y tuvimos unas conversaciones súper agradables e interesantes, compartiendo mate y galletitas dulces. Resulta que ella es ecóloga y una apasionada viajera y exmochilera que, al igual que yo, pertenece a la red CouchSurfing.

Mucho mejor que en colectivo

Así es que el viaje a Trelew pasa volando y al estar llegando, me dice que ella va a Bariloche pero que, casualmente, haría noche en Esquel, por lo que le cuento que yo también iba hacia allá. Compartimos entonces un viaje de varias horas que disfruté muchísimo. Con una única parada técnica en Los Altares, para cargar agua en los termos y comprar unos «legendarios» sandwiches de pan lactal, jamón crudo, manteca y queso; además de unas míticas tortas fritas, seguimos camino para llegar a Esquel a las 20.45, donde me dejan en la puerta de la casa de Salvador, un amigo que me recibiría de la comunidad de CouchSurfing.

No pude evitar pensar que a esa misma hora y si no hubiera decidido hacer dedo, estaría recién en camino a la terminal de Puerto Madryn, tomando un colectivo que costaba $407 y perdiéndome de conocer a una persona maravillosa, con la que compartí un viaje bárbaro y pude hacerle compañía en esas horas que la separaban de la ciudad de Esquel.

Creo que la moraleja de la historia es más que clara, ¿No?


Este fue mi relato de cuando llegué a dedo de Puerto Madryn a Esquel en un sólo tramo. Ahora te toca hablar a vos: ¿te has animado a hacer dedo alguna vez? ¿más de una tal vez? ¿querés contarnos de algún tramo a dedo que se te haya venido a la mente mientras leías el post? Usá la sección de comentarios 🙂