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eflexiones de un argentino en Chile en tiempos de la Copa América 2015.

El fútbol

El fútbol… un deporte que genera pasiones y que saca lo mejor y lo peor de la gente. Puede unirnos o dividirnos, puede generar amor u odio, ¿pero tan influyente es? Yo creo que sí, aunque hasta cierto punto.

Es indiscutible que es sólo un deporte, pero creo que ningún otro despierta en tanta gente semejante fanatismo, locura, desenfreno, emociones tan fuertes que pueden generar lágrimas de alegría o de tristeza o incluso pueden llevar a la muerte, ¿qué absurdo esto último no? Pero es real: hay numerosos casos de infartos cardíacos en el contexto de partidos de fútbol y no creo que éstos sean la causa, aunque sí los desencadenantes.

¿Y qué hago yo escribiendo de fútbol?, se preguntarán. Resulta que, en este contexto, el fútbol tiene que ver con mi viaje y con mi experiencia cultural acá en Chile. Hace ya poco más de dos meses que estoy en el país, voy a estar casi un mes más y como la mayoría sabrá, eso implica que he estado durante toda la Copa América en pleno Santiago, donde más intensamente se vive; estuve en el antes, estoy en el durante y estaré en el después también y eso ha influido y sigue influyendo en mi estadía, en la dinámica en la ciudad, en las conversaciones con los chilenos y, por lo tanto, en mi experiencia en el país.

La Copa América, el “chupete” para el pueblo o “pan y circo”

Como es lógico, y creo que especialmente en Latinoamérica, los gobernantes usan inteligentemente un torneo de fútbol como el señuelo perfecto para que la gente se olvide de las distintas problemáticas que atraviesa un país y aquí me es imposible obviar la analogía con el coliseo en la época de los romanos y una frase que creo que resume muy bien la situación sería: “pan y circo”, título de este post catártico.

No me sorprende que durante el mes  de Mayo y hasta antes de iniciada la Copa América,  la situación en Chile estaba muy candente en cuanto a problemas sociales, manifestaciones y huelgas – sólo por mencionar algunos ejemplos – y de pronto comenzó el circo y todos esos temas pasaron a segundo plano; de pronto, Vidal conduciendo alcoholizado y chocando su Ferrari yendo a la concentración de la selección chilena, Jara ejerciendo como proctólogo contra Uruguay, Zambrano practicando lucha libre en medio de un partido o tantos otros temas futbolísticos son ahora los más conversados en los medios, cuando hace un mes el foco estaba en los estudiantes reclamando por educación gratuita – lo vienen haciendo hace años –, los profesores o los portuarios también en huelgas sostenidas durante una gran cantidad de días; numerosos colegios, universidades y teatros fueron tomados y lo siguen estando aún hoy, cuando todos estamos hablando de fútbol. Pero no culpemos al mensajero, los medios reflejan sólo lo que las personas queremos escuchar y eso parece que hoy es FÚTBOL y todo lo demás es secundario.

Chile y la Copa América

Es la séptima vez que Chile es anfitrión de la Copa América y esta vez es muy especial, porque hay mucha expectativa, entiendo yo que  gracias a que en los últimos años Chile ha mejorado notablemente en cuanto a fútbol se refiere. No voy a ahondar en ésto porque no es mi intención – y tampoco creo tener los conocimientos para hacerlo –, simplemente quiero destacar que aquí los chilenos sienten que esta vez pueden ser campeones y esto está respaldado, entre otras cosas, por lo mencionado anteriormente.

En este año 2015, Chile es finalista de la Copa América por quinta vez; hasta ahora, en ninguna de las anteriores ha logrado coronarse campeón, pero en esta oportunidad, el sábado 4 de Julio de 2015 pueden hacer historia. A su vez, es la séptima ocasión en que Chile es anfitrión de la Copa. Les brindo información objetiva, obviando un análisis al respecto, que dejo a cada uno de ustedes.

Chile VS Argentina

A medida que fue transcurriendo la copa, lo que ya muchos veíamos como posible se hizo realidad: Chile va a jugar la final contra Argentina el sábado 4 de Julio a las 17 y yo estaré en “la boca del lobo”. Pero, a diferencia de lo que puede creerse, hay mucho respeto y, si bien se lo quiere pintar de otra manera, no deja de ser un partido de fútbol y para demostrarles este punto, les cuento que el sábado la final la voy a ver en casa de un amigo chileno con toda su familia y, les digo más, no tengo miedo de mi integridad física, en lo absoluto.

Ahora bien, antes de la goleada que Argentina le propició a Paraguay por 6-1, hablando con los chilenos me confesaban que no querían enfrentarse a nuestro seleccionado en la final, pero en su mayoría estaban seguros de que nosotros seríamos sus rivales. Y así será. Es que el historial no les favorece: en la historia del certamen (me refiero a la Copa América), Chile y Argentina se enfrentaron en 24 oportunidades y Chile no ganó en ninguna ocasión, sino que fueron 19 victorias a favor de nuestra seleccción y 5 empates. Ahora, ¿esto quiere decir que no pueden ganar? ¡Para nada! Simplemente creo que la balanza esta inclinada a nuestro favor en cuanto a estadísticas se refiere, pero Chile está jugando muy bien al fútbol y ser locales siempre es una ventaja. Todo puede pasar este sábado.

Los <inserte aquí su adjetivo preferido> de siempre

Ayer Martes 30 de Junio tuvo lugar el partido de Argentina VS Paraguay que mencioné anteriormente y que terminó en un contundente triunfo de la selección argentina. Se estima que el público argentino en el estadio rondaba las 10.000 personas, siendo superados al menos dos veces por público chileno – que en su mayoría fue a alentar a Paraguay – y completando la escena, había una escasa presencia de público paraguayo. Al comenzar el evento, ocurrió algo muy lamentable: mientras sonaba el himno  argentino, miles de chilenos silbaron y, siendo nosotros menos en número, el impacto sonoro fue bastante importante. Con este y otros antecedentes que mencionaré luego, me preocupa el clima que reinará en la final. Ahora bien, ¿puede una persona sacar conclusiones sobre los chilenos y extrapolarlo a toda la población por esos miles que estaban en el estadio y que tuvieron esa actitud deplorable? Yo creo que no, pero creo también que todos tenemos derecho a pensar libremente, trato simplemente desde mi lugar de brindar, tal vez, una perspectiva distinta, otro punto de vista y nada más.

Algo que me parece importante destacar es que creo que fuimos los argentinos los que encendimos la llama, ya que hace un par de semanas agraviamos a nuestros hermanos chilenos con un cántico con letra nefasta y no veo que ésto se esté mencionando en los medios. Me duele que, motivado por el fútbol, se mezclen las cosas y que se digan barbaridades como que los chilenos son unos traidores porque hace ya más de 30 años y en plena dictadura se apoyó a Inglaterra durante la Guerra de Malvinas. Sabemos también que Chile se enfrentó con Argentina en distintos momentos de la historia por motivos territoriales y que hoy siguen en conflicto con Bolivia y Perú en este contexto. Ahora, por estos motivos en los que los ciudadanos “comunes” tenemos tan poca – para no decir nula – influencia, ¿tiene sentido que nos enfrentemos?, ¿no es estúpido que pongamos barreras entre las personas por motivos que van más allá de nuestra comprensión y por lo que poco o nada podemos hacer?

“En Chile a los argentinos <complete aquí la frase con su prejuicio preferido>”

¡Despertemos! ¡No crean todo lo que les cuentan! ¡Sean críticos, abran su mente, infórmense, escuchen, cuestionen, reflexionen, PIENSEN!

Especialmente en los últimos días me cansé de leer testimonios en las redes sociales de muchos argentinos que hablaban de lo mal que nos tratan a los argentinos en Chile y lo más llamativo es que muchos de éstos opinólogos confesaban no haber pisado nunca territorio chileno, por lo que se fundamentaban en base a testimonios de terceros.

¿Les digo algo? Hace más dos meses que con mi novia estamos acá en Chile y nos han hecho sentir como en casa desde el primer momento: nos han llevado a recorrer muchos lugares que los chilenos consideran representativos de su ciudad, nos han orientado sobre cómo movernos aquí y dónde hacer las compras, nos han recomendado decenas de lugares para visitar, nos han levantado haciendo dedo en numerosas oportunidades, nos han abierto puertas y corazones en Santiago, en Linares, en el Cajón del Maipo… y estos son sólo algunos ejemplos de nuestra experiencia (si aún no me creen, pasen por este post o por este otro y ahí tienen relatos con fotos que prueban lo que les comento).

Pero ni se les ocurra pensar que nosotros tuvimos suerte o que somos la excepción; si aún siguen escépticos, los invito a hablar con personas que hayan venido a Chile por un tiempo y verán que la experiencia mía y de mi novia es en realidad lo habitual y que los argentinos maltratados o discriminados en este país hermano del otro lado de la cordillera conforman excepciones. Es más, estoy convencido – y esta es mi opinión, y como tal, es subjetiva – que en la vida recibimos lo que damos y que si alguien no es bien recibido acá en Chile o en cualquier parte del globo es, seguramente, por su responsabilidad, aunque tal vez no sea consciente de eso.

Creo también que si abrimos nuestro corazón y nos conectamos con las personas a través de nuestras similitudes en vez de separarnos por un color de piel, por una religión o por una ideología, vamos a encontrar que el mundo es un lugar hospitalario y que es mucho más lo que los une que lo que nos divide, que las barreras las ponemos nosotros.


Un humilde llamado a la reflexión

Busco que este post sea un llamado a la reflexión, creo que es importante que meditemos en cómo nos expresamos y cómo nos comportamos. Aunque no lo parezca, cada uno de los miles de “anónimos” que se expresan en las redes sociales o en los espacios de comentarios de los distintos medios le dan fuerza a un mensaje que es nocivo y que destruye lazos entre nuestros países en vez de construirlos. Les pido por favor que seamos conscientes de lo que decimos, ya que especialmente en estos tiempos – en la era de la información -, la palabra tiene un poder inmenso; tratemos de usarla con consciencia, escuchando a los demás, aceptando críticas y aprendiendo de éstas.

Ahora me despido, invitándolos a compartir estas palabras si así lo desean y los invito también a comentar, ya que este espacio se completa con su retroalimentación y creo que todos podemos aprender de los demás.