Relato de cómo recorrimos el camino alternativo a machu picchu a pie y de noche, con información útil para que vos también puedas hacerlo (ya sea día o de noche).

De la Hidroeléctrica a Aguas Calientes por las vías del tren

A Santa Teresa llegué en moto desde Cuzco con varias escalas y de ahí hasta la Hidroeléctrica tomamos un taxi compartido. Si querés saber cómo fue ese tramo, pasá por este post.

Llegar a Aguas Calientes desde Cuzco en tren costaba en Marzo de 2014 (cuando yo fui) unos USD125 entre ida y vuelta y esto representaba en ese primer gran viaje que hice, prácticamente mi presupuesto de un mes, que promediaba los USD150. Solamente la entrada a las ruinas me costó – aún con descuento de estudiante ISIC – 75 soles, o sea, unos 25 dólares, por lo que conocer Machu Picchu elevó mi gasto promedio de viaje, aunque valió la pena. Si querés info para recorrer las ruinas, esta entrada es para vos.

Volviendo al relato, te cuento que Aguas Calientes queda en el Km. 112 de las vías del tren, ya que se encuentra a esa distancia de la ciudad de Cuzco, de donde parte. Nosotros decidimos dar la vuelta a través de Santa María y Santa Teresa para llegar a Aguas Calientes por atrás, al Km. 120 de las vías del tren, restando de caminata sólo 8 kms – del KM. 120 al 112 – de la Hidroeléctrica a Machu Picchu. Esta vuelta nos proporcionó paisajes muy distintos a los ya conocidos, más tropicales, selváticos, salvajes y despoblados; creo que fue una buena elección. Además, creo que recorrerlos en moto (hasta Santa Teresa) fue un privilegio.

El otro camino alternativo (el que nosotros no elegimos)

Otro camino para llegar a la ciudad sagrada comienza caminando por las vías del tren en el Km. 82, donde se encuentra Ollantaytambo y a donde podés llegar fácilmente con distintos transportes. Como ya te habrás dado cuenta, esta alternativa implica caminar 30 kms. por las vías del tren hasta Aguas Calientes en lugar de la opción por la que optamos nosotros con la que caminas ocho.

Está en vos qué camino/s elegir. Otra opción es ir por un camino y volver por otro, pero nosotros no pudimos hacerlo, ya que teníamos que pasar a buscar las motos por donde las habíamos dejado a la ida.

Comienza el camino

Como habrás leído en la parte I, llegamos a la Hidroeléctrica de noche, lo que claramente implicaba que haríamos sin luz natural – o eso creímos y ya vas a saber por qué – todo el camino desde allí hasta Aguas Calientes (conocido como Machu Picchu pueblo).

Por si se te lo estás preguntando, te digo que no: no nos dio miedo hacer el camino de noche. Eso sí, creo que lo importante es poder anticiparse a las eventualidades: en mi caso, consideraba una posibilidad tener que hacer este camino de noche o tal vez el camino de Aguas Calientes hasta las ruinas (del que te conté acá), por lo que hice una pequeña inversión en Bolivia comprando esta linterna:

Fue una gran inversión de 30 bolivianos, o sea que la pagué poco menos de 5 dólares al cambio de ese momento.

La tentación de la comodidad

Habiendo andado menos de media hora, vemos a la altura de las vías una luz importante. No, no era la del tren y por eso le hicimos dedo:

Resulta que la luz venía de esos vehículos que se usan para que los trabajadores puedan desplazarse por las vías del tren y revisar desperfectos de las vías, etc; nosotros lo conocíamos como “zorrita”, pero ponele el nombre que quieras. Se ve que los trabajadores estaban buscando hacerse unos mangos y querían cobrarnos 15 soles (unos 5 dólares) a cada uno por acercarnos hasta Aguas Calientes. Casi sin pensarlo, el estadounidense y las japonesas – ninguno de los tres traía siquiera una linterna – se subieron y nosotros tres regateamos un poco sólo por curiosidad, porque realmente teníamos muchas ganas de caminar. El precio fue rebajado hasta los 10 soles, pero no nos interesaba, ellos siguieron en zorrita, nosotros a pie:

Claramente, los trabajadores no querían socializar ni ayudarnos, ni compartir un momento con nosotros, sino que sólo querían nuestro dinero, ya que cuando no aceptamos su precio, siguieron camino sin ninguna intención de llevarnos. Es cierto también que, en cierta forma, no queríamos que la aventura de los últimos días terminara de esa manera, sino que queríamos llegar a pie, con nuestro esfuerzo y disfrutar del camino paso a paso. Y así lo hicimos.

Era una noche inmejorable para caminar, apenas fresca y con una luna llena tan bella que en muchos tramos en donde la vegetación se abría, podíamos apagar la linterna y guiarnos solamente por el reflejo de la luz del sol en la luna, que adornaba todo de un blanco tenue y suave.

Sigue el Camino por las vías del tren

¡Atención madre lectora!

No temas si alguno de tus hijos está por hacer este camino a la brevedad: la verdad es que en muy pocas oportunidades uno debe caminar sobre las vías.

 

El sendero, sus puentes y túneles

Si antes de leer estas líneas estabas pensando que el camino alternativo por las vías del tren implicaba caminar muchos kms. sobre las vías, teniendo que hacer una maniobra evasiva al mejor estilo Hollywood cada vez que viniera el tren, lamento decepcionarte, pero es bastante más sencillo que eso, porque además el camino está bastante bien señalizado, es más bien llano – si bien se asciende en altura gradualmente – y resulta difícil perderse:

Gran parte del mismo se transita por un sendero paralelo a las vías, a unos pocos metros de éstas, por lo que no conforma un gran riesgo, aún cuando el tren pase por al lado. Eso sí, hay durante el trayecto varios puentes para cruzar el mítico río Urubamba, pero los más largos cuentan con un paso peatonal, a diferencia de los más cortos donde efectivamente si pasara el tren cuando vos estás cruzando podés estar en serios problemas, ya que no vi cómo esquivarlo. Obviamente, es importante estar atentos al sonido del tren, que puede escucharse a lo lejos.

El otro desafío del camino lo conforman los túneles: son pocos y están casi todos juntos en el último tramo del recorrido, exigiendo que los cruces de lado a lado, por distancias de unos 30 metros, en algunos casos. Además, de noche son aún más oscuros, lúgubres y con las filtraciones que tienen, el agua genera un sonido intimidante. Podés aprovechar el eco en su interior para pronunciar algún grito de batalla para darte fuerza en el camino 😉

Casi llegamos, pero no…

Yendo desde la Hidroeléctrica por las vías del tren te vas a encontrar con algo que te puede desorientar un poco:

Ese cartel indica una salida hacia la derecha que sale al puente ruinas, al que vas a ir recién al día siguiente cuando vayas desde Aguas Calientes a las ruinas de Machu Picchu, así que tenés que ignorarlo y seguir por las vías, por las que vas a llegar a tu destino:

Llegada a Aguas Calientes

Llegamos al pueblo alrededor de las 21, cansados pero felices y luego de tanto esfuerzo, queríamos darnos una ducha caliente – que dicho sea de paso, no nos dábamos hace un par de días – y descansar lo más cómodo posible para, al día siguiente, conocer la famosa ciudadela de Machu Picchu.

Gracias a que no estábamos en temporada alta y que regateamos un poco, pudimos conseguir por 50 soles la noche una habitación triple con camas sommier y una muy anhelada ducha. Repartido entre tres resultó un costo de poco más de 5 dólares la noche por persona, más que merecido al haber ahorrado tanto dinero en el camino alternativo y entendimos que necesario para poder disfrutar lo que nos esperaba.

Terminamos quedándonos una segunda noche para descansar después del intenso día recorriendo las ruinas.


Esto fue el relato de nuestro recorrido a pie y de noche por el camino alternativo a Machu Picchu desde la Hidroeléctrica. ¿Te gustó? ¿Tenés preguntas o algún comentario o aporte desde tu experiencia?  Te invito a compartirlo en los comentarios

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