Estas son nuestras primeras impresiones de Santiago de Chile: Les voy a contar acerca de nuestras experiencias en estos días de la mano de las personas que nos recibieron como en casa.

Aterrizando en Santiago

El vuelo fue tranquilo y sin mucho para destacar, ya que el cruce de la Cordillera fue de noche y con el cielo cubierto, por lo que nos perdimos ese pequeño espectáculo aéreo, digno de verse por lo que me había contado un amigo. Lo que no nos perdimos es la nota de los chicos de Travesía Visual en la revista ALTA de Aerolíneas Argentinas del mes de Abril:

Así fue que, sin demoras ni inconveniente alguno, llegamos en horario al Aeropuerto de Santiago. Todas las personas que nos fuimos cruzando nos resultaron muy atentas y nos brindaron la información que necesitamos en todo momento al retirar el equipaje, en aduanas y migraciones; todo fue muy rápido, siendo ya poco más de las 10 de la noche.

Luego nos tomamos un taxi – uno de los «lujos» de este viaje de trabajo con varios gastos cubiertos – y tuvimos nuestra primera conversación extendida con un chileno en Chile: el taxista nos actualizó en materia de catástrofes naturales, algo a lo que lamentablemente en Chile están más que acostumbrados:

  • Se produjo un aluvión en el norte, en diversas localidades de las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo a fines de marzo de 2015.
  • Se produjeron ya tres erupciones del volcán Calbuco, al sur y en la región de Los Lagos y aún sigue inestable luego de varias semanas.

También conversamos de historia en la materia: primero acerca del gran terremoto/tsunami que azotó Chile en el 2010, que afectó las regiones de Valparaíso, Metropolitana de Santiago, O’Higgins, Maule, Biobío y La Araucanía, que acumulan más de 13 millones de habitantes.  Además nos comentaron del que es a la actualidad el terremoto más grande en la historia de la humanidad (al menos desde que se tienen registros de estos fenómenos), que se produjo en Valdivia en 1960 y que alcanzó una energía de 9,5 MW

Sin embargo, se nota que es un país que está muy bien preparado ante estos incidentes y que, si bien las consecuencias son inevitables, la infraestructura y la capacidad de respuesta son excelentes.

Con charlas tan interesantes, la media horita de viaje del aeropuerto al departamento donde estaremos estos meses en Santiago – en el barrio de Providencia – se nos fue muy rápido.

La ciudad de Santiago de Chile

Santiago está sobrepoblada como tantas otras capitales del mundo actual y es un poco caótica por momentos, pero a su vez se la nota bastante organizada. Por lo que vengo observando hasta este momento, me parece que los chilenos son bastante más respetuosos de las leyes y normas que nosotros, sus hermanos del otro lado de la cordillera, quienes cuando el control es escaso o nulo, nos encanta quebrantar la ley para nuestro beneficio, muchas veces a costa de los demás.

Pero volviendo a la ciudad, ya que estoy viviendo aquí hace un par de semanas, me gustaría mostrársela a través de varios aspectos que hacen a la vida diaria, pero que también es información útil para quienes quieran venir sólo de visita. Voy a contarles acerca del transporte público, la comida, las actividades culturales, entre otras cosas, pero antes una cosita…

El costo de vida en Santiago de Chile

Consultando distintos rankings, que si bien tienen una gran dosis de subjetividad sirven para darse una idea, Santiago aparece como la 6° ciudad más cara de América Latina y 88° en el mundo, por detrás de San Pablo (49° en el ranking mundial), Río de Janeiro (65°) o Buenos Aires (86°).

En Santiago, el costo de vida es bastante alto, sobre todo teniendo en cuenta que el salario mínimo es hoy de CL$225.000, miren algunos ejemplos:

  • Un viaje en metro/bus de corta distancia cuesta poco más de un dólar.
  • Lavar 2 kgs. de ropa en el lavadero cuesta USD10.
  • Una compra semanal básica para dos personas en el mercado cuesta unos USD50. Si almorzara todos los días en el departamento y comiéramos allí pescados y mariscos (los comemos fuera de casa), tendríamos que estar hablando de alrededor de USD100.

Voy a obviar el tema alquileres porque estamos viviendo en un departamento tipo «apart hotel» con servicio de limpieza, cuyos gastos de arriendo (aquí se usa esta palabra en vez de «alquiler») también me son cubiertos mientras dure mi asignación laboral y entiendo que no sirve como parámetro, ya que sus costos son bastante más elevados que los de otros apartamentos.

El Transporte público

La red de metro (subte diríamos en Buenos Aires) es muy extensa, aunque en horario punta – ni se les ocurra decir «horario pico» en Chile porque «pico» vendría a ser el órgano reproductor masculino – colapsa, por lo que cuesta encontrar un lugar en el vagón para poder viajar… como ganado.

El «metro» en Santiago de Chile

Por su parte, la mayoría de los buses (aquí se les dice «micros» y en Argentina «colectivos») circulan por carriles exclusivos en avenidas anchas y con paradas muy bien señalizadas. Existe también una tarjeta similar a la SUBE que tenemos en Buenos Aires, que se llama bip! y que nos permite utilizar tanto micros como el metro, pudiendo hacer hasta dos trasbordos en el transcurso de dos horas pagando sólo una vez. Se le carga saldo en distintos centros de recarga – varios de éstos se encuentran en las estaciones de metro – y no admite saldo negativo como su «hermana» porteña.

La tarjeta bip! cuesta CL$1500 (al día de hoy, un peso chileno o «CL$» equivale a 612 dólares o «USD») y las tarifas van hoy desde los CL$610 hasta los CL$720. Si les interesa un mayor detalle de cómo funciona este «tarifa integrada», pasen por acá.

Eso sí, noto que a diferencia de Buenos Aires, donde el grueso de la gente trabaja en el Microcentro, acá en Santiago parece que los lugares de trabajo están un poco más repartidos, aunque de todas formas el transporte hacia y desde las zonas de Providencia y Las Condes en los horarios punta no da abasto porque en dichas zonas se concentran muchas oficinas.

Y la frutilla del postre: las bicicletas. Aquí en Santiago se nota que hace varios años cada vez más personas vienen optando por la bicicleta como su medio de transporte predilecto para la ciudad. Es que les puedo asegurar, con conocimiento de causa, que cuando todo el sistema de transporte de una ciudad empieza a colapsar, las bicicletas pasan a ser por lejos la mejor opción, ya que no sólo permiten ahorrar dinero, hacer ejercicio y disfrutar más del recorrido, sino que también pasan a ser más rápidas y dan la libertad de tener más espacio, al no tener que amontonarse o viajar parados en el transporte público. El auto brinda comodidad, pero el tránsito presente en ciudades como ésta – especialmente en horario pico o punta – hace que no sea una experiencia tan placentera el utilizarlo y los costos asociados a su uso hacen que sea prácticamente un lujo hoy en día.

Aquí la vemos a Mariel disfrutando conmigo de pedalear por Santiago

Sistema de bicicletas públicas de Santiago

En la capital de Chile, existe un sistema intercomunal de bicicletas que se llama Bike Santiago, auspiciado por el Banco Itaú – por eso son color naranja – y operado por Bycicle Latam, una división de Trek Internacional; esto implica que las bicicletas son de dicha marca y debo decir que son excelentes: tipo playeras, pero muy cómodas, con tres cambios y muy buenas luces que funcionan gracias a un dínamo, el cual logra convertir la energía cinética que generamos al pedalear en la energía eléctrica que necesitan las luces.

El sistema es similar al de las bicicletas amarillas de la ciudad de Buenos Aires, con la gran diferencia de que este último, al menos por ahora, es gratuito. Así tenemos una serie de estaciones repartidas en distintas zonas de la Región Metropolitana de Santiago donde usando una tarjeta se puede retirar una bicicleta. Luego de retirada, debemos devolverla en menos de media hora en otra estación o sino estaremos pagando un adicional de CL$500 por cada media hora extra.

Primera aclaración: públicas no implica gratuitas: el costo es de CL$4900, al mes, esto siempre y cuando no se excedan de la media hora de uso antes de intercambiarla. Además, para registrarse a este costo, deben tener RUTesto es, deben tener documento nacional de Chile (o conseguir un amigo local que se registre por ustedes o les preste su tarjeta), porque caso contrario, estarán pagando un costo muchísimo más elevado. Nosotros tuvimos la suerte de que un amigo argentino y su novia chilena nos facilitaron sus tarjetas, ¡gracias L. y M.!

Saliendo de Santiago

Como habrán visto en otros posts, nosotros fuimos a las afueras de la ciudad todas las veces que pudimos. Para cuando lo hagan, seguramente tengan dos opciones: o tomarse un transporte público hacia las afueras de la ciudad y hacer dedo o tomar un bus.

Tengan en cuenta que, en caso de visitar destinos cercanos a Santiago los fines de semana, como nos pasó a nosotros, les va a convenir en muchos casos sacar los pasajes con anticipación, ya que los mismos se van volando.

Una de las escapadas que hicimos y que más te recomendamos fue a Baños Colina, unos baños termales a unos 100 kms. de Santiago, en la zona conocida como «Cajón del Maipo«.

Otra salida imperdible desde Santiago para un fin de semana es la visita a Valparaíso y/o Viña del Mar.

Comida y Bebida

En Santiago estamos comiendo muy bien, especialmente todo lo referente a pescados y mariscos, excluyendo de nuestra alimentación todo tipo de carnes (la RAE incluye en la definición de «carne» a los animales de tierra y aire pero excluye a los marinos, que se los identifica como «pescados» y «mariscos»). Por lo que nos comentan los chilenos, son los animales marinos los que más valen la pena probar aquí, y en eso estamos. Aquí les muestro dos clásicos nacionales que comimos en el Mercado Central:

Reineta al plato con ensalada

Pastel de Jaiba (un cangrejo muy característico de las costas chilenas)

Y como la comida entra primero por los ojos, acá les va otra foto, esta vez de un ceviche mixto (con pescado y camarones) que también comimos por aquí:

Y esta otra de un sushi para sacarse el sombrero:

Con este almuerzo me dieron la bienvenida a Chile las personas con las que aquí estoy trabajando

Con respecto a la bebida, nos han hablado maravillas de los vinos chilenos pero son muy caros y todavía no los hemos probado y anoche casualmente nos dimos el gusto de probar uno que estaba muy bueno y que salió sólo 3 dólares:

A diferencia de los vinos, sí probamos varias cervezas: disfrutamos algunas de marcas nacionales (varias de ellas de Valdivia) en estas primeras semanas en Chile, como la Kunstmann, especialmente la roja y la de miel; Kross, la pilsener; Cerveza del Puerto, de la que probamos la pale ale y anoche probamos otra más de marca Szot, artesanal y tipo pale ale, excelente también.

También nos estamos dando el gusto de probar varias cervezas importadas, ya que en Santiago encontramos desde los dos dólares cervezas de muy buena calidad que en Argentina son bastante más costosas. Acá tienen una, por ejemplo, que nos dio curiosidad y la probamos:

Esta cerveza alemana de marca Schöfferhofer ya la había probado en Buenos Aires y me había encantado, es una cerveza de trigo riquísima. Compré esta variedad de pomelo y era demasiado dulce para mi gusto, pero como no la conocía, TENIA que probarla, ¿no? Hablando de productos importados, un breve comentario para ustedes a continuación.

Productos importados

Chile es hoy un importante exportador de vinos, frutos secos y animales marinos y tiene varios acuerdos comerciales que hacen que sea un buen lugar para darse algunos gustos que en Argentina son mucho más costosos. Esto aplica a la cerveza en particular, pero es extrapolable a muchos otros productos como quesos, salsas, productos en conserva, jugos naturales de fruta, sólo por mencionar algunos ejemplos de los que nosotros compramos.

Para quienes les interese, aquí tienen información acerca de los acuerdos comerciales de Chile.

«De Shopping» en Santiago

Voy a confesarles que no me gustan mucho los shoppings (aquí le dicen simplemente «mall»), ya que me chocan muchos aspectos que son inherentes a ellos. La mayor parte de la ropa de vestir o salir que utilizo es regalada y las inversiones que sí hago en indumentaria tienen que ver con productos que tienen características tales como: abrigar mejor, lavarse más fácil y secarse más rápido, siendo sin embargo más livianos que otros aunque, desde ya, no más baratos. Pero en estos casos, sé que no estoy pagando sólo la marca, un diseño único o algo que está a la moda, sino que estoy comprando productos que luego me van a ser más útiles y funcionales, especialmente de viaje.

En Santiago de Chile nos encontramos con que los precios de muchos productos importados son más que convenientes, en especial para el bolsillo argentino. Lo pude comprobar para el caso de varios productos del rubro outdoors que compré y en varios que consulté de tecnología/fotografía, ciclismo, entre otros.


 

¿Qué más tenés para contarnos Mariano?

Si llegaste hasta acá con ganas de un poquito más, te cuento que te voy a tener que hacer esperar un poco, ya que me queda mucho para compartir de los lugares que estuvimos visitando, la gente que estuvimos conociendo y las actividades en las que estuvimos participando, pero si contara todo aquí, este post sería demasiado extenso y tardaría demasiado en salir a la luz. Justamente, lo más lindo de todo este trabajo es dejarlo ir, dejarlo volar, así que ahí lo suelto…