Hoy en día muchos de los decidimos viajar y trabajar usando internet nos autodenominamos nómadas digitales. Es una tendencia que surgió de la mano de la red de redes, ese fenómeno tan disruptivo que cambia permanentemente las reglas del juego del mundo en el que vivimos.

Tal vez tengas una idea un poco parcial acerca de este estilo de vida y me puse a pensar de que con Mariel podemos haber colaborado para eso, al compartirte mayormente lo más “divertido”, omitiendo el gran esfuerzo que hay detrás que lo hace posible. El lado B o el lado oscuro de la luna, digamos.

Viajar y trabajar no es vivir de vacaciones

Muchas veces para disfrutar del día toca trabajar de noche

Tal vez venís viendo acá en el blog o en las redes sociales las fotos, videos y relatos de todo lo que estamos viviendo en este viaje que comenzó hace casi ocho meses: los lugares que estamos descubriendo, las comidas que estamos experimentando, las personas que estamos conociendo y todo lo que estamos aprendiendo. ¿Hay algún engaño en todo eso? No, pero me di cuenta de que hay mucha información que estoy omitiendo y que tal vez por eso tengas una imagen errónea de todo lo que hay detrás.

Empecemos con las aclaraciones: no estamos de vacaciones. Ah, y tampoco estamos en un “año sabático”, eso que ahora está de moda y hasta garantizan que es una gran experiencia, que aclara las ideas y que puede ayudar a una mejor inserción en el mundo laboral y/o a elegir una carrera o una profesión. Tal vez sea así, pero no es nuestro caso.

No tenemos sponsors (escuchamos ofertas, jaja): no tenemos ningún familiar, amigo, empresa, ONG, ni nada por el estilo que pague nuestro viaje. Lo estamos financiando con nuestros trabajos, que también realizamos en viaje. Eso significa que no estamos viajando con ahorros previos.

Viajar es nuestra “rutina”

Linda oficina, ¿no?

Claro, en este nuevo estilo de vida, el viaje y todo lo que ronda en torno al mismo es parte de nuestra vida diaria: dónde vamos a quedarnos en la próxima ciudad a la que vamos o con quién, cómo ir de un lugar a otro, qué actividades podemos hacer allá y cuáles podríamos llegar a conseguir a través de alguna colaboración son temas que analizamos semanalmente.

¿No se cansan de tanto viajar? – nos preguntan algunos. Bueno, la verdad es que a nosotros nos encanta, pero no tiene por qué gustarle a todos. Esto resalta lo que comentaba anteriormente: esta vida no es para cualquiera. Pero no porque sólo unos pocos puedan alcanzarlo, sino porque disfrutarlo plenamente y elegirlo a pesar de todos los desafíos e inconvenientes que involucra no es fácil.

Atento con los vendedores de humo

Esto de ser un nómada digital lejos está de ser un cuento de hadas, de ser la forma de vida ideal para todos los jóvenes del siglo XXI. No es para todos y está bien que así sea. A fin de cuentas, si cada uno de nosotros es único, tiene conocimientos, experiencia y gustos particulares, ¿por qué este tiene que ser necesariamente el único camino para millones de personas?

Una recomendación: tené cuidado con todos aquellos que te ofrezcan soluciones rápidas. El camino al nomadismo digital involucra mucho esfuerzo, errores, aprendizajes y ajustes. Todos lo pueden alcanzar, pero no es mágico.

Un estilo de vida itinerante

Lo que más nos apasiona de este camino que estamos recorriendo es que podemos llevar este estilo de vida que hemos elegido a cualquier parte del mundo, ya que no tiene barreras geográficas. Si bien puede potenciarse con clientes locales de los lugares que vamos recorriendo, no es un requisito.

¿Es perfecto, no? Para nada.

¿Es fácil? Ni ahí.

¿Vale la pena? Cada minuto.

Dependemos mucho de internet

Muy poco del tiempo que invierto en la computadora trabajando en un proyecto puede ser en cierta forma útil si no tengo internet: puede ser algún proceso creativo o de planificación, escribir, organizar fotos y videos y alguna cosita puntual que se me escape, pero no mucho más. Hablo, desde luego, en el contexto de mi profesión y los proyectos en los que estoy involucrado. Otros profesionales pueden aprovechar mucho mejor el tiempo fuera de línea.

Pero no siempre viajamos conectados: en viajes anteriores podíamos estar semanas enteras en pueblos más aislados, pero con las nuevas reglas del juego ya no es viable. Podemos pasar una semana desconectados, pero tenemos que planificarlo anticipadamente, y perdemos así un poco de espontaneidad. Sin embargo, tres o cuatro días sin internet es algo que podemos conseguir sin mucha dificultad y, es más, lo hemos hecho bastante a menudo en este viaje.

Y otra cosa: “tener internet” implica contar con una conexión estable y rápida. Eso a veces puede ser bastante difícil y puede requerir caminar mucho, entrando a numerosos cafés, bares y restaurantes hasta encontrar la que nos sirva para trabajar. Bastante tiempo de viaje se nos ha ido en esas misiones cuando no teníamos una buena conexión donde estábamos parando, creenos.

Y además de todo lo anterior, hay que trabajar

Cuando digo “trabajar” me refiero exclusivamente a dedicar tiempo a esos proyectos que nos dan la renta  necesaria para cubrir nuestros gastos, sin tener en cuenta emprendimientos y otras apuestas a futuro que por el momento no dan dinero.­

¡Qué lindo todo eso del nomadismo digital!, ¿no? Bueno, sí, pero como te decía, no todo es color de rosas: además de todo lo que ronda al viaje en sí, tenemos que sumarle la parte laboral, que involucra numerosas actividades:

  • Mantenerse informado y capacitarse constantemente en nuestro rubro o área de especialidad
  • Si trabajás por cuenta propia probablemente necesites:
    • Estar buscando nuevos clientes permanentemente (al menos al principio, hasta que ellos lleguen a vos sin que los busques)
    • Llevar a cabo reuniones con clientes y socios
    • Realizar presupuestos para diversos proyectos
    • Hacer seguimientos de los clientes, potenciales o existentes
    • Y mucho más…
  • Por supuesto, tendrás que invertir un buen número de horas en todos esos proyectos que son los que, a fin de cuentas, te estarán dando de comer
  • Además – pero no menos importante – habrá distintos proyectos de los que querrás formar parte o tal vez puedas darle vida a uno nuevo y verlo crecer. A esto se le llama hoy emprender y podrás hacerlo estando de viaje, en paralelo a las actividades que te den dinero.

¿De qué trabajamos?

A pesar de que muchas personas creen que trabajamos de lo mismo porque nos ven haciendo casi todo juntos, en realidad no es así. Si bien ambos trabajamos mientras viajamos y compartimos las mismas «oficinas» muchas veces, no nos dedicamos a lo mismo.

¿A qué me dedico yo?

Hace ya casi un año, brindo soluciones web con mi socio Gonzalo. En el centro de nuestro modelo de negocio está el diseño/desarrollo web, pero además brindamos alojamiento, mantenimiento y soporte web y ayudamos a PyMEs y emprendedores a que puedan implementar o mejorar el comercio electrónico en sus sitios, a mejorar la comunicación con sus clientes y muchas otras cosas más. Somos los aliados tecnológicos de numerosos proyectos online. Nuestra empresa se llama Típica Web.

logo tipica web

¿A qué se dedica Mariel? 

Ella ofrece clases de inglés y español hace varios años y más recientemente decidió virtualizar sus clases, usando Skype/Hangouts y apoyándose con material interactivo. Además hace traducciones de diferentes especialidades, en general del inglés y portugués al español. Este es su sitio.

mariel olivera logo

Lo mejor para lo último: los puntos positivos de viajar y trabajar

¡Claro! No quería cerrar el artículo sin destacar algunos puntos a favor de la cara laboral de esta vida como nómadas digitales. Como lo que respecta al viaje es lo que más abunda en el blog, de eso no voy a hablar ahora. Estas son algunas de las ventajas de viajar y trabajar usando internet:

  • Podemos elegir nuestros horarios y días de trabajo, siempre adaptados a nuestros clientes (y alumnos, en el caso de Mariel)
  • Nuestro lugar de trabajo cambia todo el tiempoLo malo de esto es que hay «oficinas» con las que nos encariñamos un poco 
  • No necesitamos trasladarnos diariamente a trabajar. En la gran mayoría de los casos trabajamos (si es que no queremos ir a un café) desde el lugar donde estamos alojados
  • La verdad es que de esta vida no necesitamos vacaciones, porque amamos lo que estamos haciendo. Por eso, no sería correcto decir que elegimos cuándo tomarnos vacaciones, pero sí que podemos (y debemos) escoger cuándo desconectarnos y por cuánto tiempo
  •  Conocemos gente nueva todo el tiempo y eso genera oportunidades laborales constantemente.

Algunas conclusiones

Con este post buscamos que la próxima vez que conozcas a un nómada digital, comprendas un poco mejor todo lo que hay detrás, que conozcas más el camino y no sólo la meta. “No envidies mi progreso sin conocer mi esfuerzo”, nos dicen las calcomanías de algunos camiones, ¿no? Y digo esto porque muchas veces nos cruzamos con personas que nos dicen que les encantaría hacer lo que nosotros estamos haciendo y, ¿sabés qué? ¡Vos también podés hacerlo!

Pero si es tu sueño, hacerlo realidad no va a ser de un día para el otro, así que empezá ahora y andá dando los pasos necesarios. Como te dije antes, acá no hay magia, hay muchísimo esfuerzo y determinación. ¿Cuál es la receta entonces? Un 1% de inspiración y 99% transpiración, creo yo.

Así es que si nos venís siguiendo en nuestro viaje, nos parecía importante que sepas que para que cada semana tengamos una “oficina” distinta, para que estemos viajando hace 8 meses  – y que pensemos hacerlo por muchos meses y años más – y que estemos haciendo realidad nuestro sueño, hay bastante más que lo que se ve a simple vista.


Esto fue «El lado B de viajar y trabajar». ¿Hay algo que quieras preguntarnos? ¿O algo que quieras aportar tal vez? Esperamos tu comentario 😉

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