Este es el primer artículo de una serie en donde voy a buscar transmitirte una buena parte de lo que aprendo traviajando.
Si estás acá es porque probablemente te hayas planteado tener un trabajo nómada y si bien la transición de un trabajo «normal» a uno itinerante no es fácil, tampoco es imposible. Con estos 10 aprendizajes de mi primer año como nómada digital quiero que te lleves unos cuantos consejos para poder aplicar en tu propio camino. Allá vamos.
¿Cómo ser nómada digital?
Bueno, nadie te puede enseñar cómo ser un nómada digital ni te vas a poder comprar la fórmula mágica para hacerlo. Es un camino largo y que implica un gran autoconocimiento y esfuerzo pero se puede, claro que sí. Si un ingeniero que era demasiado estructurado lo pudo hacer (ejem, yo), definitivamente vos también vas a poder.
Como no hay magia acá, tampoco te voy a vender que en un artículo te voy a dar todos los conocimientos necesarios para lograrlo, aunque en una serie de varios, seguramente podamos acercarnos bastante. En esta primera entrega te voy a compartir los 10 aprendizajes de este año traviajando.
En realidad, este es tercer artículo en el que hablo de nomadismo digital, porque ya te te conté acerca del lado B de esta vida traviajando y sobre cuando me planteaba el probar este estilo de vida, con mucha incertidumbre.
¿Qué vas a encontrar en este artículo?
Como este post va a ser un poco extenso, te dejo este índice para que puedas saltear a los aprendizajes que más te interesen:
- Ser nómada puede ser más económico que ser sedentario
- Es vital poder retirar el dinero cobrado de tus trabajos online mientras estés en el exterior
- Llevar una buena contabilidad personal es muy importante
- Hasta que domines el idioma local, es probable que te cueste encontrar clientes o trabajos en el lugar
- Comprar un e-reader puede ser una gran inversión
- Nunca se puede salir de casa para hacer un viaje largo teniendo todo 100% resuelto
- El acceso a internet condiciona el viaje
- La productividad personal te puede ayudar a que el tiempo te rinda más
- El viaje va a funcionar como un filtro en las personas de tu entorno
- Viajar liviano de equipaje te da libertad
10 aprendizajes de mi primer año traviajando
Estos aprendizajes fueron tomados del breve libro que publiqué recientemente, así que si te interesó este artículo, te recomiendo que descargues el ebook para ampliar toda la información que está acá.
No te preocupes por el precio, porque lo estoy distribuyendo a donación, para que el valor se lo pongas vos, en función de lo que te haya servido y gustado: podés descargarlo y al terminar de leerlo hacer una donación voluntaria 😉
1) Ser nómada puede ser más económico que ser sedentario
Muchos piensan que vivir de viaje es carísimo y que es un privilegio sólo para unos pocos, pero viajando empecé a conocer a numerosas personas que viven de viaje y que gastan menos que si estuvieran fijos en una ciudad. Hoy en día soy una de esas personas y por eso doy fe que es así.
¿Cómo es eso? Te lo demuestro con información concreta: cuando vivía en Buenos Aires gastaba un promedio de 500 dólares al mes. Eso sin entrar en grandes lujos: cocinando bastante en casa, almorzando cerca del trabajo una vez por semana y saliendo de noche a algún barcito tranquilo dos veces por mes. El dinero se iba entre: alquiler, impuestos, servicios, comida y alguna que otra cosa más.
¿Cuál es mi gasto promedio mensual viajando? En Perú fue de USD250 al mes y en Ecuador mi primer mes va a estar promediando los USD350, alquilando una casa en Vilcabamba. ¿Algunas claves para hacerlo? Para mí hay tres pilares de los gastos en viaje y es vital disminuir los costos en alojamiento, gastar menos en comida y ahorrar en transporte.
Si estás pensando que ese presupuesto sólo es válido para Sudamérica, te cuento que puede extrapolarse a una gran cantidad de países, más allá del continente sudamericano, como por ejemplo varios del Sudeste Asiático o de Europa del Este, entre otros.
2) Es vital poder retirar el dinero cobrado de tus trabajos online mientras estés en el exterior
Si pensabas que con obtener buenos ingresos de tus trabajos en línea es suficiente para tu economía como nómada digital, hay una parte que no estás teniendo en cuenta: tenés que considerar cómo vas a retirar el dinero que inicialmente puede ser virtual, especialmente para moverte en gran parte de Sudamérica, donde la adopción de métodos de pago electrónicos todavía está muy verde.
Como las opciones son infinitas y dependen de cada país, te voy a compartir algunas para que vayas considerándolas:
- PayPal: Es una solución de pagos bastante difundida mundialmente, y aceptada cada día por más comercios. En algunos países puede asociarse fácilmente con una cuenta bancaria local, de manera de retirar el dinero cobrado en PayPal con un par de clicks. Recientemente, Argentina ha agregado esta posibilidad y en Brasil se puede hacer varios años, por mencionar algunos ejemplos.
- Payoneer: Es otra opción usada mundialmente por miles (o millones) de personas, entre ellos muchos freelancers. Al igual que con PayPal, distintas plataformas de trabajo remoto pueden girarles sus pagos directamente a Payoneeer y lo bueno de esta última es que con la creación de la cuenta reciben una tarjeta MasterCard que pueden usar en millones de cajeros del mundo para extraer su dinero.
- Cuentas bancarias «tradicionales»: Argentina tuvo muchos años de distintos tipos de impedimentos para comprar moneda extranjera y de retirarla estando en el exterior. Hoy en día de a poco está volviendo todo a la «normalidad», pero cada país es un mundo, así que según el de tu procedencia tendrías que consultar la viabilidad de esta alternativa.
Otra opción son los Bitcoins, pero no me he involucrado en el tema como para recomendártelo. Si estás leyendo y tenés para agregar algunas a las que ya comenté o querés contarnos más de los Bitcoins, no dejes de usar los comentarios 😉
3) Llevar una buena contabilidad personal es muy importante
Esto aplica tanto en la vida sedentaria como en la vida nómada, desde luego. Sin embargo, quedarte sin dinero lejos de casa, de la familia y amigos que podrían ayudarte es un poco más complicado.
No quiero pecar de simplista, pero a grandes rasgos la clave está en que tus ingresos sean mayores a tus gastos. Lógicamente, podés tener un mes excelente y otro no tanto, pero si hacés un balance a 6 o 12 meses, el balance debería ser positivo.
En cuanto a tus gastos, te recomiendo definir algunas categorías para que vayas analizando cuánto gastás en cada una, como ser: alojamiento, transporte, comida, internet, entre otros. A su vez, no estaría nada mal armar algunos gráficos. No sé a vos, pero a mí contar con este elemento visual me ayuda bastante a tener una visión más clara de todo el panorama.
4) Hasta que domines el idioma local, es probable que te cueste encontrar clientes o trabajos en el lugar
Si vas a viajar por países en donde no hablás el idioma local al menos a un nivel intermedio que te permita «venderte», te va a costar – al menos en un comienzo – lograr conseguir clientes y trabajos en el lugar.
Vivir y moverte en un país cuyo idioma no es el tuyo creo yo que es una de las mejores formas (si no es la mejor) de aprender un idioma. En los primeros meses podés apuntar a un aprendizaje intensivo y vas a ver como en los siguientes te vas a ir soltando para poder empezar a tener tus primeros trabajos en ese país.
Para darte un ejemplo, el año pasado viajamos con Mariel 6 meses por Brasil. Yo tenía una base de portugués del colegio que hace varios años no ponía en práctica y me llevó entre 1 y 2 meses volver a afianzar el dominio del idioma y poder empezar a venderme. Después de los 2 meses, ya había conseguido mi primer cliente de diseño web brasileño y juntos con Mariel concretamos varias colaboraciones con distintas empresas del rubro de turismo a través de este blog.
5) Comprar un e-reader puede ser una gran inversión
Sí, lo sé, tal vez no sea algo esencial para la vida de muchos nómadas digitales, pero para este que escribe sí. Leer es una parte importantísima de mi vida y no me veo haciendo ningún tipo de viaje sin leer continuamente, en especial porque viajando por el lugar las personas me van recomendando escritores locales y eso enriquece mucho mi comprensión del país que estoy visitando.
¿Por qué un ereader?
- Porque no hay libro que te aguante un viaje largo si leés bastante.
- Porque no es viable cargar varios libros para ir acarreándolos luego de haberlos terminado.
- Porque si canjeás los libros que vas terminando, perdés dinero al entregarlos y muchas veces no se encuentra nada potable entre los que están disponibles para canje.
- Porque un ereader pesa menos que un libro promedio.
- Porque su tinta electrónica no te cansa la vista como las pantallas de celulares o computadoras.
- Porque si leés en inglés, tu dispositivo puede tener un diccionario incorporado que te permita buscar las palabras que desconocés sin conectarte a internet.
- Porque un ereader almacena cientos de libros, probablemente más de los que puedas leer en varios años.
- Porque actualizar los libros cargados en tu dispositivo es extremadamente sencillo.
¿Ya tenés uno de estos maravillosos «aparatos»? ¿Cómo ha sido tu experiencia con éste? ¡Contanos en los comentarios!
6) Nunca se puede salir de casa para hacer un viaje largo teniendo todo 100% resuelto
En la previa a dar ese gran paso, vas a sentir que te faltan demasiadas cosas, que no estás listo y vas a tener mucha incerdidumbre. No te desesperes, es normal.
Para peor, muchas personas de tu entorno a tus miedos le van a sumar los propios y eso va a complicar aún más las cosas. Salir de lo conocido, de eso a lo que se llama «zona de confort» es bien complejo, porque implica enfrentarte a lo desconocido. Como todo en la vida, yo creo que tiene dos caras, un ying y un yang (en un post que armé luego de incursionar en feng shui reflexiono acerca de esto, por si te interesa), por lo cual esa salida va a tener puntos negativos y positivos, crisis y oportunidades. Creo que el riesgo vale mucho la pena, pero está en vos intentarlo.
Lo mejor que he visto en internet para incorporar la idea de salir de la zona de confort es este video:
Probablemente lo hayas visto porque no por nada se ha hecho muy popular (tiene al día de hoy más de 8 millones de visualizaciones).
7) El acceso a internet condiciona el viaje
No hace falta que te diga que viajar como nómada digital es muy distinto a hacerlo sin necesitar una conexión a internet constantemente. Allá por el 2014 hice mi primer gran viaje y no necesitaba conectarme a la red de redes más de dos o tres días a la semana, pero ahora la ecuación es justo al revés: podemos prescindir de conectarme a internet sólo dos o tres días a la semana.
Lo anterior implica que los destinos que elegimos para hacer base tienen que contar con buena conectividad. Eso significa que si vamos a lugares sin buena conexión, es sólo por dos o tres días. Eso descontando alguna que otra semana de desconexión programada («vacaciones», digamos) que planifiquemos.
¿Captás la idea?
8) La productividad personal te puede ayudar a que el tiempo te rinda más
Si no sabés organizar bien tu tiempo – hoy en día se llama productividad personal a la disciplina que busca hacerlo efectivamente – es posible que viviendo de viaje entres en una especie de colapso por sentir que el tiempo no te alcanza para:
- Invertir horas en esos proyectos que directamente te estén brindando el rédito que te permite sostener tu estilo de vida.
- Dedicarle algunas horas a esos otros proyectos que todavía no te dan ganancias, pero esperás que lo hagan en un futuro.
- Brindar parte de tu tiempo para ayudar a otros, de una u otra manera.
- Recorrer esos lugares que querés conocer en el camino, como parques nacionales, museos, centros culturales o lo que se te ocurra.
- Asistir a eventos que sean de tu interés.
- Mantenerte en contacto con amigos y familia.
- Organizar tus fotos y videos y mantenerlos resguardados para evitar pérdidas de información.
¡Y ni te cuento si además de todo lo anterior querés tener un blog y mover sus redes sociales! ¿Cuál es mi secreto entonces? Bueno, organizado desde pequeño y con formación en ingeniería, no me es tan complicado como a otras personas practicar la productividad personal, pero si tengo que resumirlo, te digo que la clave para mí está en elegir a qué actividades les dedico mi tiempo y no tanto en ser más productivo haciendo todo más rápido. Tiene sentido, ¿no?
Si vamos a herramientas concretas, te nombro algunas de las que uso diariamente:
- Varias de Google:
- Inbox, que es la nueva casilla de entrada que reemplaza a la clásica de GMail y te permite, entre otras cosas, posponer la atención a correos para días y horas determinadas, marcar los más importantes con un pin y tildar los completados, entre otros.
- Drive, donde podés respaldar todos tus archivos en línea, para que los tengas siempre, desde cualquier dispositivo y estén protegidos ante pérdidas.
- Docs, que posibilita que cuentes con archivos siempre en la nube, los cuales podés trabajar colaborativamente con otras personas.
- Calendar, donde podés crear eventos que incluyan una ubicación (que cliqueándola te abra Google Maps), archivos adjuntos, invitar a otras personas, enviarte recordatorios automáticos y mucho más.
- Toggl, es una aplicación que se integra con el navegador Chrome y te permite medir cuánto tiempo le dedicás a cada tarea.
- Asana, es la madre de todas las herramientas que uso, en donde cargo cada uno de mis proyectos, con sus respectivas tareas, les asigno fechas límite, archivos adjuntos, incluyo links, comentarios, de todo. Lo más interesante es que es una excelente aplicación colaborativa, que podés usar con otras personas con las que compartas algunos proyectos o inclusive sólo.
- Slack, es para mí la herramienta de comunicación de equipos por excelencia: yo la uso con mi socio en la agencia web que creamos y nos es súper útil, ya que se pueden armar canales para organizar la información por temas y no mezclar todo en un único lugar. Además permite incluir adjuntos y se integra con numerosas aplicaciones, como por ejemplo, con Asana.
Ya está disponible un artículo con 15 aplicaciones útiles para freelancers que podés leer si te interesa este tema en particular.
9) El viaje va a funcionar como un filtro en las personas de tu entorno
Te digo algo que es duro de leer, pero hay muchas personas que no van a poder entender y aceptar nunca tu decisión de vivir de viaje, por más que eventualmente te aprecien y quieran lo mejor para vos, dentro de los mapas mentales que tengan incorporados.
Lo anterior quiere decir que a medida que vayas haciendo realidad este sueño, vas a notar un alejamiento con varias personas de tu entorno por diversos motivos y vas a empezar a tener afinidad con personas que ni te imaginabas, que ya eran de tu entorno o que conociste de viaje. No te aflijas, es perfectamente normal y es parte de la vida.
Si te mantenés en el mismo lugar de siempre, con la misma gente y con tus mismas rutinas, tal vez no te pase lo que estoy contando, pero si salís de tu zona de confort, crecés y aprendés, vas a cambiar notablemente y ese cambio interno va a generar que no vibres de la misma manera y que las personas que no estén alineados con tu nuevo yo, sientan la necesidad de apartarse. Me ha pasado a mí y a muchos otros viajeros y nómadas que conozco.
10) Viajar liviano de equipaje te da libertad
Esta idea se resume hoy en día como «minimalismo». Un gran libro que leí sobre el tema es «Minimalism: Live a Meaningful Life». Si te animás a leer en inglés, te lo súper recomiendo, ya que no tiene una escritura compleja, por lo que no necesitás tener un inglés avanzado para comprenderlo.
Te dejo con algunos consejos breves para el minimalismo aplicado al viaje (el antes y el durante):
- Antes de partir, vendé todo eso que no uses hace un tiempo y no tengas contemplado volver a usar a la brevedad. Con el dinero obtenido, podés equiparte para el viaje, tenerlo como fondo para emergencias o invertirlo, depende cuánto sea y lo que vos quieras hacer.
- Lo que no puedas o no quieras vender, regaláselo a alguien a quien que le pueda servir. Vas a hacer feliz a otra persona, te va a hacer sentir bien a vos y vas a ser un poco más libre también. Lo material en exceso nos ata, limita y condiciona.
- Achicá el contenedor. Hasta hace un par de años viajaba con mochila de 60 lts. En un momento, y aprendiendo de otros viajeros, se me ocurrió comprar una de 45 lts. y arreglarme sólo con lo que entraba ahí. Al ajustarte a eso, podés tomar mejores decisiones de lo que es o no es indispensable realmente. Minimalismo a la fuerza, digamos. Próximamente voy a escribir un artículo contándote con detalle cuál es el equipo con el que viajo.
Una aclaración final: cuando digo «liviano de equipaje», esto no sólo aplica a lo material, sino que puede extrapolarse a la mente también: sacarse de adentro los prejuicios y miedos también da mucha libertad.
Este fue mi artículo «¿Cómo ser nómada digital? 10 aprendizajes de mi primer año traviajando». Por favor, no dejes de consultar lo que quieras o de aportar tu granito de arena usando los comentarios y de compartir en redes sociales para ayudarme a que vuele. Vas a ver ambas opciones desplazándote un poquito más hacia abajo.
Finalmente, si te interesó lo que leíste y querés saber más al respecto, no dejes de suscribirte a la lista exclusiva para futuros nómadas digitales que armé. Al hacerlo te voy a estar obsequiando mi primer ebook en donde me explayo un poco más en cada uno de estos 10 aprendizajes y te voy a mantener al tanto de todo nuevo material que te pueda servir para emprender tu camino al nomadismo digital. ¡Te espero ahí!