Esta es  la segunda parte de la crónica en la que cuento cómo recorrí los poco más de 4000 kms. que separan Lima de Buenos Aires en 8 días, superando algunos desafíos inesperados y gastando lo menos posible. 

En esta segunda entrega, llegamos a destino recorriendo los casi 1800 kms. restantes en dos días. La primera parte está acá, por si querés visitarla.

Estafados en La Quiaca

Como te contaba en la primera parte, estábamos en la Terminal de Buses de La Quiaca evaluando las opciones para finalmente volver a casa: ninguna de las alternativas nos permitiría comenzar la vuelta antes de las 12 de la noche salvo una que nos ofrecía un transporte privado saliendo a las 20 de La Quiaca para luego hacer el transbordo a un bus en San Salvador de Jujuy (capital de la provincia de Jujuy, a unos 300 kms de allí)  a las 00.30 del día Sábado. Con esa alternativa llegaríamos a Buenos Aires en horas del mediodía y nos cerró bastante la propuesta, estando cansados y ansiosos por llegar a casa lo antes posible, ignoramos algunas cosas que nos hacían ruido:

  1. La maravillosa alternativa era más rápida y un 25% más barata que la siguiente opción en precio ($600 VS $750).
  2. Una señora que estaba en el local con nosotros comprando el boleto dijo que la situación se le hacía familiar a una de estafa de la que le había contado y alertado su hija.
  3. El boleto decía «Todo Buses» y no hacía mención alguna a la empresa que nos llevaría de Jujuy a Buenos Aires, lo cual nos fue comunicado sólo verbalmente.
  4. El tiempo para llegar a tomar el supuesto bus en la capital no parecía suficiente, lo planteamos y nos dijeron que nos esperarían.
  5. Otros.

El tema fue que al sernos ofrecida la alternativa en la terminal de buses, asumimos (erróneamente) que era poco probable que se tratase de una estafa. Así es que luego de 3 meses de viaje de bajo presupuesto por Argentina, Bolivia y Perú en los cuales estoy seguro que habrán tratado de engañarme más de una vez sin haberlo logrado, fui engañado en mi propio país y muy cerca de casa. Aún sabiendo lo que era un «bondi trucho», compré un pasaje para éstos sin saberlo. Bajé la guardia y me estafaron.

Precios variables de los pasajes

El precio del pasaje dependía de dónde fuese adquirido, de quién lo vendía y de quién compraba. Se ve que la empresa tenía distintos operadores de venta, dos de ellos operando en la terminal de La Quiaca con la pantalla de otras como «ViaTac» y «Panamericano» que cobraban entre AR$650 y 850.

En Villazón, del lado boliviano, la pantalla era la empresa «Veloz del Norte» y los precios rondaban los AR$850, excepto a uno de los pasajeros que le cobraron el pasaje en pesos bolivianos a un equivalente de casi AR$1100.

A casi todos les habían ofrecido cena y refrigerios y, como ya bien sabés, esto estuvo lejos de cumplirse, debiendo además afrontar los afectados los costos de las 14 horas de demora (noche incluída) entre el horario prometido de salida y en el que efectivamente se salió, además de que el viaje duró unas 8 horas más de lo mencionado.

Hacia San Salvador de Jujuy

A las 21.30 finalmente sale la combi que nos trasladaría (en teoría) a tomar el bus hacia Buenos Aires – supuestamente a las 00.30 – en la capital de la provincia. El charter estaba nuevo, lo cual despista un poco, porque uno se imaginaría un vehículo en mal estado como protagonista de una estafa; esta vez no fue así. Antes de comenzar el viaje, el chofer nos indicó que si nos paraban de un control policial, teníamos que decir que íbamos a Jujuy y no a Buenos Aires, lo cual nos olió medio raro, pero como que ya estábamos medio jugados, ¿no?

Lo esperado ocurre y poco antes de llegar a nuestra primera escala, un control detiene nuestra marcha y al exigirle los papeles al chofer, detectan que el contrato que él les muestra a los gendarmes no tenía fecha, por lo que le labran una multa y luego seguimos camino, llegando finalmente a las 01.30 del día sábado a destino.

Aclaración:

Este tipo buses truchos o alternativos operan como viajes de turismo y para esto deben llenar unas planillas con los datos de los pasajeros que luego es entregada a la CNRT (Comisión Nacional Reguladora de Transporte) y esto incluye – supuestamente – el seguro de dichos pasajeros.

El bus no estaba esperándonos

¿Te lo imaginabas, no? Claro, como ya veníamos sospechando – tarde por cierto – el bus a Buenos Aires NO estaba esperando por nosotros en la Terminal de Buses de San Salvador de Jujuy. El chofer de la combi que nos trasladó de La Quiaca a la capital de Jujuy se hacía el desentendido, contestaba con evasivas del tipo «yo sólo hago mi trabajo» y así era cómplice de una estafa.

En el lugar, indignado ante la situación, fui recolectando testimonios y un taxista de la zona fue el que más y mejor me informó de toda la situación, contándome que el pasaje que me habían dado pertenecía a la agencia de «el araña»  y que nos quedemos tranquilos que el bus saldría, que no era de la empresa «El Rápido» como me dijeron sino que era trucho. Lo haría recién a la tarde del día siguiente en algún momento entre las 14 y las 16, por lo que teníamos que ir con ese papel que nos dieron desde las 7 de la mañana a los puestos de venta a la vuelta de la terminal.

Durmiendo en la terminal de buses Jujuy

No fue la primera vez ni será la última que dormiría en una terminal, sólo que las circunstancias en esa oportunidad fueron bastante desagradables, ya que no teníamos la certeza de que podríamos volver a casa sin pagarle dinero adicional a esta gente de la empresa, que indirectamente nos vendió los pasajes.

Así fue que nos negamos a desocupar el charter que nos había llevado hasta allí, aún con la presión del chofer que argumentaba que tenía que llevar el vehículo a no sé dónde. Luego, algunos pasamos la noche dentro de la combi, pero muchos otros estafados llegaron a la terminal de Jujuy en otros transportes y no tuvieron la misma suerte, debiendo pasar la noche allí en vez de viajando.

Me dolía ver a familias con niños pequeños a quienes también habían estafado pero, a diferencia mía, los habían dejado prácticamente sin dinero y desamparados hasta el día siguiente, vaya a saber el destino a qué hora, para poder seguir camino a sus casas.

¿Nos llevarán o no?

Temprano por la mañana, un rato antes de las 7, con un poco de malestar y de ansiedad, me levanto de un par de horas de dormitar para buscar a los vendedores que supuestamente estarían en sus puestos para consultarles por el horario de salida del viaje que nos vendieron. Varias horas después de lo esperado, aparece la vendedora y nos dice que nos quedemos tranquilos, que el bus saldría a las 14.30 a un par de cuadras de la terminal y que nuestros boletos eran válidos.

Luego de conversar con los demás estafados y desayunar algo, decido buscar un lugar para darme una ducha, ya que no había podido hacerlo en los últimos días, debido al trajín de las aventuras protagonizadas. No encuentro hospitalidad en Jujuy y debo pagar en un hotel 40 pesos (unos USD4 al cambio del momento) sólo para una ducha, habiendo preguntado en muchos lugares y sin ninguna empatía por toda la situación que les conté que había vivido.

En Jujuy ya se notan en la gente varias de las características que menciono en este post, en el que hablo de Bolivia y sus habitantes y de las que no voy a profundizar aquí. No es mi intención generalizar, sino marcar ciertos rasgos característicos que noté durante mis viajes y que pueden ayudar a dar un pantallazo, sólo eso.

Salimos finalmente en el bondi trucho

Una hora después de lo acordado recibimos con mucho alivio el famoso bus que nos llevaría a Buenos Aires:

Para colmo de males,  ante la promesa de que un bus nos llevaría la misma noche del viernes a Buenos Aires, muchos tuvieron gastos imprevistos al buscar un lugar para pasar la noche (los que no tenían dinero, al parecer la mayoría, pernoctaron en la terminal o en la combi como te conté anteriormente), alimentarse y otros gastos – ya que el bus, no cumpliendo lo prometido, salió finalmente al otro día a la tarde – pero aún así se pidieron $15 para despachar el equipaje, lo cual no había sido mencionado hasta ese momento. Es un monto de dinero que no parece mucho, pero te aseguro que a muchos de los presentes les significaba más de lo que podían afrontar. Actué un poco como mediador entre los afectados, que ya estaban subiendo el tono de la conversación y los del lado de la empresaque lejos de ser personas compasivas y empáticas, echaban leña al fuego y amenazaban a los ya estafados pasajeros. Logré que quienes pudieran, incluyéndome, paguemos esa «contribución» para poder volver a casa de una vez, que era lo que todos queríamos.

Como cada implicado en esta cadena tiene un rol asignado que lleva a rajatabla, quien despachaba el equipaje decía que si  no recaudaba ese dinero no podíamos salir y se mostraba terminante en este aspecto. Por otro lado, había todo un equipo entre este último, los choferes, una especie de supervisor que fue quien casi se agarra a trompadas con algunos pasajeros que se negaban a pagar por despachar sus maletas, la vendedora de los boletos, el dueño de todo el circo que pasaba a controlar también… te juro que parecía una película.

A una hora de llegada esa unidad de Rutatlántica – lo cual es extraño porque es una empresa que hace recorridos por la costa atlántica de nuestro país y estaba en Jujuy ese bus – pudimos finalmente comenzar el tan ansiado retorno. Pero la alegría duraría poco, ya que pararíamos dos veces más en las siguientes dos horas, durando cada parada aproximadamente media hora y esperando nuevos pasajeros que finalmente llenarían el bus. En las siguientes horas paramos en nuevas oportunidades aún con el bus lleno y hubo movimientos extraños de paquetes que eran subidos y bajados del vehículo, gente que era reubicada de sus asientos, etc.

Habiendo siendo víctimas de tantas mentiras y  engaños, estábamos desconfiando mucho de todo y de todos y hasta llegamos a hacernos una película en nuestras cabezas porque yo había tomado muchas fotos de todo lo que fue sucediendo, estaba «alborotando el avispero» haciéndole preguntas a todos los estafados y a los involucrados del lado de la «empresa» y en un momento sube un pibe del que desconfiamos mucho de su comportamiento que inicialmente estaba abajo y luego lo reubican justo adelante nuestro y se pasó todo el viaje mirando para atrás y mandando mensajes, varias veces fue llamado a hablar por el chofer, nos lo imaginamos como una especie de espía o de informante. Ese mismo joven en un momento de la noche en una parada medio sospechosa bajó del bus y subió con un paquete del que no se desprendió en todo el viaje… tal vez estuvo todo en mi cabeza, pero te aseguro que tenía mucho miedo, pocas veces en mi vida me había sentido así y eso que no soy una persona temerosa. Creo que nunca sabré lo que realmente sucedió o no sucedió, pero por mucho tiempo seguiré recordando gran parte de lo que me pasó por dentro en esos dos días ETERNOS, fue un gran aprendizaje.

Finalmente volviendo a casa (o algo así)

Luego de todas las paradas y sus respectivas esperas, entrada la noche parecía que no habría nuevas paradas programadas pero ya casi en horas de la medianoche… ¡adiviná qué! ¡Sí, se rompió el bus! ¡Cartón llenooooooo! Muestren la cámara del Reality Show para el que estábamos siendo filmados porque este fue realmente el peor viaje de mi vida, no parecía real y no terminaba más.

Lógicamente, no había ningún plan de contingencia de parte de la empresa para este tipo de situaciones y no vendría un bus de reemplazo para buscarnos, por lo que uno de los choferes consiguió que lo lleven hasta el pueblo más cercano, vino con un mecánico y luego de varias horas pudimos seguir adelante.

Luego nos enteraríamos que el lugar donde nos quedamos, en medio de la pampa y encima en una ruta alternativa (porque los bondis truchos no pueden usar las mismas rutas ni las mismas terminales que los otros) era un punto candente donde numerosos tour de compras habían sido asaltados.

Un viaje frecuente de los bondis truchos son este tipo de viajes de compras desde distintos lugares del interior del país a la feria «La Salada» en Buenos Aires.

Un nuevo día comienza

Con la luz del sol que anunciaba un nuevo día parecía que finalmente todo estaba en paz y pudimos avanzar sin contratiempos hasta que en horas del mediodía hicimos una parada para comer, ir al baño y estirar las piernas:

Eso sí, el parador que ven tenía unos precios bastante elevados para el poder adquisitivo general, así que hice un poco de reconocimiento de terreno y encontré una despensita cruzando la ruta. Si bien estaba cerrada, al lado había un taller mecánico y me puse a conversar con uno de los que allí estaba que, como suele suceder en Argentina y especialmente en el interior, casi sin preámbulos me recibió muy amablemente y me convidó mate.

Luego de un rato de charlas y mates, avisó a la dueña de la despensa, que creo que era amiga o pariente del señor del taller, abrió rápidamente (era domingo y medio temprano para el horario de un pueblo) y gracias un poco la difusión que hice, recibió a casi todos los pasajeros, ansiosos especialmente de comprar pan y fiambre para un buen desayuno, ya que muchos de ellos no habían cenado la noche anterior.

Una pesadilla con final feliz

Transcurren tranquilas el resto de las horas que formaron parte de esa tan larga vuelta a casa desde La Quiaca, pasando por distintas ciudades y pueblos de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Pasaba el tiempo y mi persecución en base a la película no-guionada que te mencioné aumentaba gradualmente y, para peor, el único pasajero que bajaba en la misma parada que yo, en Ruta 202 y Panamericana era el supuesto informante. La verdad que desde que me enteré que bajaba en el mismo lugar que yo hasta que finalmente bajé y comprobé que no había nada que temer, fueron unas horas muy largas.

No éramos los únicos tres mochileros/as las marplatenses y yo, sino que había cuatro «colegas» más que habían bajado en Santa Fe, con quienes tuvimos afinidad y compartimos tan intensos momentos, sintiéndonos acompañados (sabrán comprender las caras de cansancio):

Me despedí de todos esperando lo mejor, pero preparado para lo peor y quedamos en contacto. Como te contaba, al bajar no vi nada sospechoso, me metí en una estación de servicio y esperé allí a mi novia y a mis padres, que llegaron al rato. Nos estrechamos en un fuerte abrazo y luego de chequear varios kilómetros que no nos seguía nadie, transcurrió velozmente la vuelta a casa y sentí un gran alivio al llegar, largué todo eso que tenía en mi interior y volvió la tan anhelada paz.

Conclusiones

Lo que acabas de leer es un relato que realicé con todo el detalle y la sinceridad que me fue posible. No es mi intención desalentar el viajar en este tipo de alternativas – si bien te aseguro que yo nunca pensé hacerlo y después de esta experiencia dudo que lo vaya a hacer -, ya que especialmente después de lo padecido recolecté más testimonios de los que ya tenía acerca de este tipo de viajes y me encontré con más historias positivas que negativas.

Definitivamente les recomendaría que NO viajen con Todo Buses. Por lo que estuve investigando es una empresa fantasma, por lo que no van a encontrar mucha información acerca de la misma y es muy probable que llegada una cierta cantidad de denuncias y de problemas, cambien de nombre y operen con otro distinto. A su vez, me encontré con relatos de personas que habían realizado denuncias a las autoridades en La Quiaca y Jujuy y en ambas oportunidades, lejos de ser escuchados y acompañados, les han dicho que es su problema por haberse dejado estafar.

Concluyendo entonces el presente post, te dejo un par de recomendaciones en base a lo aprendido:

  1. Si van a tomar un «bondi trucho» – digamos un bus con recorrido y terminales alternativas –, traten de buscar referencias sobre la empresa antes de comprar el pasaje.
  2. Al día de la fecha no hay buses alternativos de La Quiaca a Buenos Aires, luego deberían tomarse algún transporte a San Salvador de Jujuy y ahí evaluar las distintas opciones que tienen si no están dispuestos a pagar un pasaje a su precio habitual (que es casi del doble).

Y por último, si una oferta es demasiado bueno para ser real cuando alguien te vende algo, desconfiá un poco y tomá más recaudos de lo habitual, porque en efecto es probable que no lo sea.


Eso es todo lo que tenía para contarte sobre mi experiencia con el bondi trucho de Jujuy a Buenos Aires. ¿Tenés alguna duda? Dejalo por favor en los comentarios. 

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