En esta entrada busco hacer un balance, sacar algunas conclusiones, hacer una reflexión y compartir fotos y algunas cifras lo que fue este primer gran viaje de tres meses por Argentina, Bolivia y Perú que tuvo lugar entre Enero y Abril de 2014.
No pude evitar también compartir parte de lo que seguramente será el siguiente gran viaje.

El recorrido

Antes que nada, quiero compartir con ustedes el mapa del camino recorrido:

Como podrán apreciar en el mismo, hay unos cuantos puntos cuya unión que totaliza aproximadamente 11607 kms, atravesados por tierra y agua (sin aviones), en distintos medios de transporte como ser: auto, camioneta, camión, moto, lancha, bote, a pie (por supuesto), en bicicleta…

Les soy sincero, sabía que había andado bastante pero cuando fui cargando los destinos y llegué al final, no pude dejar de sorprenderme con la cifra: ¡más de 10000 kilómetros!

Los lugares recorridos

Como enumerar las ciudades, pueblos y sitios de interés que visité sería una tarea hercúlea para mí y aburridísima para ustedes, voy a compartir algunas fotos de los primeros destinos que vinieron a mi mente de este que fue mi primer gran viaje:

Valle Grande, Mendoza (Argentina)

San José de Jachal, San Juan (Argentina)

Copacabana (Bolivia)

Desierto de Ica (Perú)

Moray, Valle Sagrado de Cusco, Perú

Balance, reflexión y algunas conclusiones

Para mí, un viaje no está completo si al volver no puedo hacer una reflexión sobre lo vivido, un buen análisis de la experiencia y si no puedo sacar algunas conclusiones. En este contexto, comparto con ustedes que hoy tengo muy en claro que en mi próximo gran viaje quiero…

  • Usar menos pero mejor equipamiento (más liviano y mejor preparado contra distintas eventualidades como frío/calor, viento y agua).
  • Cargar una mochila de 40/5 litros (y una segunda mochila de 20 lts máximo).
  • Viajar más liviano (Los primeros dos puntos llevan a este otro).
  • Llevar un proyecto social itinerante.
  • Tener más tiempo.
  • Trabajar en el camino.
  • Aprender más de las culturas locales, a través de manejar (aunque sea un poco) los idiomas/dialectos con los que se comunican a diario.
  • Viajar sin una fecha de retorno.
  • Dejarme llevar aún más por la espontaneidad.

Y esta lista seguirá creciendo a medida que siga procesando todo lo experimentado…

La vuelta a «la rutina»

Si antes de irme estaba convencido de que no soy una persona que pueda conformarse con dos semanas de vacaciones al año, al volver lo tenía más claro aún.

Me prometí que de vuelta «en casa» no trabajaría nuevamente 40 horas semanales para poder tener más tiempo para otras cosas. Así fue que trabajé un tiempo por mi cuenta, principalmente dando clases y asistiendo a distintos eventos, charlas y talleres con el fin de descubrir qué era lo que quería hacer.

Decidí que mientras me encuentre por aquí, dándole forma a lo que vendrá, no quería preocuparme por llegar a fin de mes y quería tener mi espacio propio y una cierta capacidad de ahorro, pero todo lo anterior sin sacrificar la posibilidad de poder combinar un trabajo con otras actividades, como ser:

  • Dictar clases y cursos (y prepararlos).
  • Asistir a conferencias, charlas, eventos, capacitaciones, etc.
  • Escribir (en un taller literario, para mi blog y para un potencial libro, ¿quién sabe no?).
  • Emprender.
  • Hacer voluntariado.
  • Y mucho, mucho más…

Y estoy contento porque hoy me desempeño como consultor para una empresa, pero con un acuerdo laboral muy flexible y no en tiempo completo. Eso me brinda satisfacción, porque pude mantenerme firme en mis convicciones, sin darle mayor entidad a todas aquellas personas que me decían que no sería posible, que yo no era quien para ponerle condiciones a una multinacional, pero creo que querer es poder y agradezco haber sido fiel a lo que sentía y haber creído que era posible.

¿Cuándo será el próximo gran viaje?, ¿A dónde?

Es una pregunta que pueden hacerse varios de ustedes y, ¿saben qué? Yo también me hago la misma pregunta.

Con Mariel tenemos en mente una siguiente travesía que potenciaría lo vivido, llevado a un siguiente nivel. Sentimos que Latinoamérica nos llama, que tenemos mucho más por descubrir en el continente y que ese descubrimiento nos va a permitir conocernos mejor como latinoamericanos, habitantes de esta bella tierra. Sentimos también que en nuestras raíces comunes, en nuestra cultura compartida y en nuestras diferencias, podremos enriquecernos a través de la experiencia, a través de cada destino que recorramos. Con esa mochila queremos ir a los otros continentes.

Queremos viajar más tranquilos e involucrándonos más aún con las distintas comunidades en nuestro camino, queremos trabajar hombro a hombro con ellos, aprender de ellos y enseñarles lo que pueda serles útil para sus vidas y en toda esta aventura, quiero seguir compartiendo todo lo que pueda con ustedes.

Gran parte de lo que siento que este próximo gran viaje involucrará, está y seguirá estando plasmado en distintas entradas en este blog, que es un espacio que uso para expresarme y en el que espero que mi proceso pueda servirle a otros, ya sea para entretenerse un rato, para animarse a dar un paso importante en sus vidas y encarar un viaje que tenían pendiente, para dejar ese trabajo y/o profesión que no los hace felices o de tantas otras maneras que ustedes me cuentan a través de sus comentarios aquí, en las redes sociales o por correo electrónico.

Concluyo esta confesión/reflexión dejando testimonio de que no hay nada en este mundo que me apasione tanto como viajar: amo que cada día sea una nueva aventura, amo descubrir historias de vida en cada paso, amo conocer a tantas personas maravillosas en cada nuevo lugar que piso, amo la ausencia total de rutina, amo descubrir nuevas comidas, amo aprender nuevos idiomas o dialectos o nuevas palabras para denominar a las mismas cosas en mi idioma, amo conocerme más a mí y a los que me rodean a través de ponerme a prueba con cada nuevo desafío, amo capturar con fotos las experiencias del viaje y amo compartir lo vivido escribiéndolo y complementándolo con esas fotos.

Pero mi amada compañera de viajes no tiene que ponerse celosa, ella sabe que la amo y que amo compartir todo esto con ella y lo más gratificante es que, a su manera, distinta pero muy compatible a la mía, ama mucho de lo que yo amo también.

Como creo que plasmar algo en palabras le da más fuerza, más valor y un mayor compromiso, dejo por sentado aquí que me comprometo a hacer todo lo que esté a mi alcance para viajar todo lo que pueda en los años que me queden en esta tierra, aprendiendo y enseñando en el camino y compartiendo, siempre compartiendo.


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